Deseo
Crece en mí la
mandrágora,
su ardiente oráculo,
su noche extraña;
todo lo que es en
ella galaxia efímera, poesía enajenada…
Crece en mí la
mandrágora,
sus versos
esperpénticos
como puñales por la
espalda;
su alimento que es de
sangre, purpúrea piel delicada…
Crece en mí la
mandrágora,
una vida que se ahoga
debajo de la almohada,
como disparo en la
sien
o siniestro universo
de hadas…
Habita en mí la
mandrágora:
costillas expuestas,
el alma desterrada,
deseo que muerde las
caderas pero también la tumba sagrada…
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