lunes, 24 de marzo de 2014

frutos del encierro y las luces...

Deseo
Crece en mí la mandrágora,
su ardiente oráculo,
su noche extraña;
todo lo que es en ella galaxia efímera, poesía enajenada…
Crece en mí la mandrágora,
sus versos esperpénticos
como puñales por la espalda;
su alimento que es de sangre, purpúrea piel delicada…
Crece en mí la mandrágora,
una vida que se ahoga debajo de la almohada,
como disparo en la sien
o siniestro universo de hadas…
Habita en mí la mandrágora:
costillas expuestas,
el alma desterrada,

deseo que muerde las caderas pero también la tumba sagrada…

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