EN CAMINO A DAMASCO
Damasco, ambrosía,
arte de un dios que
devora
todas tus aristas…
Así, luz de sueño que
extraño
y hace eterna,
árida mi vigilia;
fuego que diluye
glauco
todo concepto,
este desierto
amatista:
cielo que cambia de
ritmo,
sembrado de cactus
y enervantes poesías...