To say goodbye
Para qué los briosos
colores,
encendidos los
rompecabezas,
mis terribles
incendios
que nada alientan…
Para qué el laberinto
y mi amor rampante,
mi corazón que,
demudado,
solo resucita cadáveres…
Para qué un dios que
no es fe
ni sentido ni agrio
baluarte,
solo frágil muerte
que llena el espejo
de gestos salvajes…