La ausencia ardiente
Oh, si acaso los
nombres del abismo son los míos,
del fuego que inicia
en los cirios;
del espejo que empaño
demente
en las heridas de
antaño…
Oh, si acaso los años
que cantan en demasía sus penas,
las tierras rojizas y
todas sus arpas de arcilla,
son ígneos icebergs que
tejen efímera
el alma anonadada…
Oh, si acaso mi exquisito
corazón
despierta hambriento
de tórrida Nada,
de carnívoras lunas
que el cielo tiñen de ámbar,
de alguna muerte que
mi cuerpo satisfaga…
Oh, si acaso son los
verbos cálidos vacíos,
colores perdidos en
la curtida sapiencia
de objetos que burlan
las serenas arremetidas
de un ardiente dios
ausente…