sábado, 29 de junio de 2013

Alicia siempre regresa en el espejo...

                                                            La ruta del espejo

Y Alicia, es tu ruta vedada, la música que en las costillas acaba, en un respiro o 2… Y si acaso es el firmamento el que escondes, si acaso quiebro la niebla en la muchedumbre al buscarte en un sueño al cual no pertenezco, en nombres cansados apenas pronunciados, si acaso tu momento mágico está en la ceniza, en las gotas que tardías reflejan cierta distancia…
Es tu brujería mirada en la que la Nada se refleja bella, de estancias saturnales y primavera exacta, gemela… Es tu distancia, la Distancia, Alicia: rabiosos números esmeralda, movimientos apenas trazados…
Y de golpe eres el sueño del minotauro, el sueño del olvido incierto, del sentido abstracto y perfecto en el recuerdo: lo ido en tus caderas, en tus vestidos rasgados, en tus laberintos, en los espejos que has tallado como cimas y caminos…

Si, Alicia, hemos de dar el siguiente paso: caer en el espejo, caer en lo insano...


sábado, 22 de junio de 2013

en una noche amarga, en una canción de Placebo...

Special needs
Necesito de la amargura,
de un dios de sueños imperiales, rapaces;
tu nombre sobre las columnas,
estancias de trémula sumisión y alambicada locura…
Necesito de la lluvia dorada
sobre mi almohada;
la pérdida de orillas azufre,
mercurio, orquídeas y noches azuladas…
Necesito también de términos animales
bordados en el invierno y las lilas,
los colores del crepúsculo que pasman al errante
y hacen de él niebla y caída…
Es un milagro lo que necesito:
tu boca sobre la mía,
curvo silencio que se yerga soberano sobre Dios

y el horror de los días…

jueves, 20 de junio de 2013

mirando tu corazón, dando vueltas a un patio...

En el espejo de los incendios
¿No es acaso tu corazón
trópico abismo luminoso,
estela de cometas
hundiéndose en lo obscuro;
incandescente estrella que arrasa los temples
en el infinito de senderos turbios?
¿No es acaso tu corazón espacio ígneo
que confunde y abrasa el cielo nocturno,
incendio que hace de lo terreno
un negro afán de Absoluto,
amuleto que hace de Dios un sueño umbrío,
fragua que hace del firmamento anhelo de algo distinto?
¿No es acaso tu corazón
al fin y al cabo, un terrible y hondo espejo,
tórrida galaxia que hace de mi cuerpo
también éter, también incendio,
demonio que vive de desvelos

y de fuegos que horaden lo humano y lo eterno?

sábado, 15 de junio de 2013

y este cielo blanco, blanco... el invierno...

El cielo de Lima
Esta noche, oh, mi corazón,
aurora caliza, marea y furiosos estambres;
fuego desolado, erosionado, siempre por otro más grande…
Un sueño que se alimenta del espacio entre los objetos,
del insoportable roce de otras manos;
de todos los colores que deja de lado tu carne topacio
y los metales enhebrados
de tu centro lujurioso
bajo tus pestañas y párpados…
Oh, mi corazón, es tan parecido al día,
al cielo blanco y blanco

de un infinito vacío, puro y sin poesía…

de absolutos...

En su reino
Desde la torre más alta, he descendido a la Tierra:
persigo la belleza sobre aguas nada claras;
su reino incandescente y salino,
estructuras y estaciones agrias;
noche pálida sobre la espalda cargada
y siempre llevada a rastras;
universo que es minotauro, pegaso
y negro caudal de palabras…
Es tal reino Juego Dominó que cae,
dorando pendientes y flancos,
todo aquello que del mundo
es ébano y alabastro;
un sueño que en mí irradia e inventa otro:
el más desaforado de los besos desolados,
aquel trueno sigiloso que tropieza

y juega siempre en tus labios…

sábado, 8 de junio de 2013

la pendiente se hace pronunciada...

La historia sin fin
Escribo al viento, a los espíritus,
a un tiempo errado,
a las luciérnagas de las que a diario escapo
y a las esquirlas con que llenan el cielo devorado…
Escribo para aquel crepúsculo que pierdo en tus labios,
al alba inaudita que se instala en el pecho como negro adagio,
nunca para dioses o humanos,
ni para sus coloridos caminos coriáceos…
Escribo para ellos una historia ausente de milagros,
una historia que se esfuma en los trazos,  
una historia que tiene del inicio y el final,
solo lo ácido, incandescente y amargo…

sábado, 1 de junio de 2013

ante cierta playa limeña, a veces la prosa regresa...

El litoral de antaño
El litoral de antaño: un sendero incansable, trémulo viento de nardos, de arena que quema los pies y llena el universo agujereado de blanco, blanco y cadáveres siempre olvidados…
Si de este mar amargo, mar de retazos y de cielos anudados por tintes extraños, si alguna vez de él he partido, desde su borde y los pliegues quebrados, de su luz que gravita anarquía y topacio, y desde su tristeza, el aullido de los colores que otros mundos reflejan; si he visto en sus aguas, rojas, escandinavas, purpurinas, las rutas que en tus labios descansan buscando…
Si he visto en este mar… nada.
(La cuchilla abierta en mis manos, la punta roma, el deseo desbocado…)
Y si alguna vez, todo ha dejado de ser, tal como cuando no estás a mi lado y de la mar todo es cueva, gruta, mandolinas, tornamesas y sintetizadores macabros…
Entonces, la lluvia caerá, pero no hacia abajo, no hacia los lados, y del sol podré esperar todo, salvo la vida, salvo iluminar los sueños y atajos, las antiguas manecillas del reloj que se siguen clavando en mis manos…
Entonces la mar será ruta, barco, la extinción de lo humano, el renacimiento de todo artificio e ingenio que diviniza lo misántropo…

Y es que de la fiebre el sueño se apodera, cantando, un rostro pequeño, un rostro zafio, canario y la mar es la que busca noche, la que busca, busca, pero aún naufraga en milagros…

escuchando Bomba Estereo...

Pequeños cambios
Oh, si las elipses,
si los círculos y la línea arrogante
estallan
en sueños de mandrágoras,
vaho incandescente
y temores umbríos…
Pues el lenguaje será otro,
mi cuerpo será otro,
y el universo también:
una tromba de mercurio,
una nota álgida e incendiaria

sobre la esquina del papel…