El cielo de Lima
Esta noche, oh, mi
corazón,
aurora caliza, marea
y furiosos estambres;
fuego desolado,
erosionado, siempre por otro más grande…
Un sueño que se
alimenta del espacio entre los objetos,
del insoportable roce
de otras manos;
de todos los colores
que deja de lado tu carne topacio
y los metales
enhebrados
de tu centro
lujurioso
bajo tus pestañas y
párpados…
Oh, mi corazón, es
tan parecido al día,
al cielo blanco y
blanco
de un infinito vacío,
puro y sin poesía…
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