domingo, 13 de octubre de 2013

FuEgo

Quizá en tu brillante señorío he urdido líneas sombrías, distantes cordilleras elípticas de fuego a respirar, un nuevo desastre que a lo lejos, presagian nuestros cuerpos: en espiral, surtidores, manantiales de donde el infinito santifica el colorido…

Quizá este fuego se eleva y olvida, estas columnas caen y del fragor de las máquinas mi certeza a esta tierra traen: la creciente necesidad del colapso, las cromadas orquídeas difuminándose, el silencio en sus fragmentos… formas que caldeo como mariposas alrededor del fuego… y el animal en mí, sencillo, ágil, hambriento de cristales, hambriento de funestos deseos… de confirmar al ángel en su caída, en el último de los colores delirantes…


¿No es tu distancia este fuego, sombra caliza que recorre con su lengua los mares y suelos?  

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