Estado de gracia
Al final de este
viaje,
la soledad me tiñe de
gracia.
Y sueño feroz con
ángeles surgiendo de entre el polen,
lloviendo;
con el obscuro amor
de las mantarrayas
arando el némesis en
mi pecho;
y con aquel instante
de Dios
y todos sus cabellos
flotando dorados,
sangrientos…
Heme aquí, solo,
el arpa rota
contra el suelo…
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