Dulce y nefasta
Si dejo la muerte
entrar
(la llave torcida;
la puerta errada;
la cerradura dulce,
pequeña y nefasta,
forzada en música
amarilla,
calma),
vendrá contigo:
Tu sonrisa vasta;
tus ojos perdidos que
portan estepas, dunas,
gélidas playas;
tu piel ambarina que
canta
princesas,
cataclismos, cuentos de hadas,
brillo que susurra en
mi oído:
…dejemos de una vez este mundo,
este puñal a nuestras espaldas…
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