Demasiadas madrugadas
Acaso pertenecen a
esta madrugada,
el borde ceniciento
de tus labios
gastados de
esmeralda;
las terribles cruces
de diamantes que rugen sobre tus espaldas;
los astros declinando
en sus órbitas cansadas;
demasiados mares y
grutas de orillas nada calmas…
Acaso pertenecen a
esta madrugada,
el punto en que todos
los deseos son escarlata;
los otros dioses
inanes
que desde el
firmamento demasiado claman:
un universo de sordos
destellos
que en mi alma
acabarán toda fe y flama…
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