RILKE (Los ángeles de París)
1
Oh, ángel de almizcle,
de líquido ébano,
de duras entrañas
y plumas de cerezo…
Tornas ígneo el viento
con todos tus vuelos;
dejas en las copas de los
árboles
pequeños infiernos…
2
El seguro estilete de tu
penumbra
en su torso atravesado;
y así la línea de su cuerpo,
rosáceo horizonte de
hecatombes…
Has sobrevolado sobre él
y abierto cáliz y estambres;
Dios atraviesa el firmamento,
pero tu anidas en la sangre…
3
Es el duelo de ángeles que
emprendes
para tornar el día en
trueno,
en el filo verde de tu
espada,
en el bruto y safio sueño…
Así el decapitado pierde su
corona,
esa sombra que rige los
templos;
su celeste legión diezmada
por tus alas semejantes a
cuervos…
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